martes, 1 de febrero de 2011

El resentimiento

Se requieren 3 condiciones para que el odio engendre resentimiento 1) Que se haya alimentado una probabilidad de triunfo sobre lo odiado; 2) Que se haya perdido por falta de coraje; 3) Que el sujeto que siente una sed de venganza sin esperanza, perciba su inferioridad y no se conforme con ella odiándose tanto o mas como inicialmente lo odió. En tales condiciones nada puede hacerse desde afuera para devolverle la paz puesto que su rabia crece y se magnifica por autoinducción. Cualquier gesto de generosidad, conciliación solo sirve para empeorar el resentimiento; La única salvación seria borrar el pasado u olvidarse de si mismo, mas una y otra son imposibles y por ello la persona resentida se comporta masoquistamente, aumentando sin cesar los motivos de su sufrimiento, cual si quisiera expiar su cobardía o su ineptitud para lograr la reparación de su vulnerado "yo".          

La venganza

Aqui tratamos de reafirmar nuestra superioridad sobre el valor odiado infligiendo un daño o sufrimiento que juzgamos al igual que nos ha causado. vengarse es un intento de retornar al equilibrio tensional  que precedió al periodo de antipatia y enemistad, mediante uno o varios actos que retañen la herida sufrida en el amor propio. En la medida que el sujeto empieza a tener ya un proyecto de venganza empieza a experimentar un sentimiento de consuelo; se siente solidario con ese proyecto imaginando anticipando el placer de realizarlo.
En algunos caso es posible que el odio se descarge solamente en maldiciones tratándose de mentalidades primitivas e ingenuas.
No le basta en ocasiones al odiador con tan simple e inofensivo procedimiento para descargar su sed de venganza. mas aquí surge el miedo a poder de reacción del odiado. Es preciso contar con la posibilidad de la venganza sobre la venganza. Incluso si el acto vengativo supone la desaparición física del motivo odiado, este se halla asociado a otros que pueden erigirse en sus póstumos vengadores.